lunes, 5 de noviembre de 2007

HISTORIA BONUS

El ambiente de aquel antro era bueno, un sitio pequeño, con una pista de baile igualmente pequeña y rodeada de mesas colmadas de bebedores. Había una banda tocando al fondo, en un escenario que estaba lleno de luces de colores y mantas de grupos por todos lados, era pequeño y estaba coronado por un cuadro al óleo, en él, un demonio peleaba con un ángel. El grupo tocaba “Highway to Hell” de AC/DC, deliciosa interpretación debo decir.


Al entrar el lugar estaba lleno y la atmósfera saturada de humo de cigarro y alguno que otro rastro de mariguana.


Busqué un lugar, pero lo único que encontré fue un banco frente a la barra. Resulta bastante desagradable sentarse en la barra cuando lo que quieres es estar solo. Ya sé que en medio de un mar de gente es difícil estar solo, pero necesitaba ruido para no pensar demasiado en mi situación. El cantinero se me acercó a preguntarme que tomaría.


- Una cerveza bien fría por favor.


Mientras traían mi cerveza encendí un cigarrillo y un pequeño detalle en el lugar llamó mi atención. Era una mujer, un poco fuera de lo normal, vestía muy al estilo de los años 80, con una chamarra de piel negra, playera blanca y unos jeans. La estaba contemplando cuando un ruido salido de sus labios atrajo mi atención.


- Hola ¿cómo estás?

- Bien, considerando en donde nos encontramos.

- Ja ja, no exageres. ¿Por qué tan solo?

- Quería pensar un poco, ¿y tú?


En ese momento el cantinero trajo mi cerveza, así que me puse de mejor humor y decidí esperar su respuesta y seguir la conversación.


- Bueno, sólo busco un poco de plática.

- Bien, yo nunca dejo de hablar, podemos hacer negocio.


- Si, te ves un hombre muy ameno. ¿Eres nuevo por aquí? Nunca te había visto y mira que ya tengo un buen rato rondando por acá.


- Vamos, que eres originaria de aquí - un poco de sarcasmo para romper el hielo. Siempre funciona, soltó una carcajada y sonriendo me contestó.


- Si, podría decirse que si, y no sabes en que forma. Llevo aquí muchos años, podría decirse que este es mi hogar, pero ¿quien llamaría así a este lugar?


- Yo llevo poco, llegué hace un mes apenas, pero la maldita burocracia no me había permitido hacer otra cosa que seguir el papeleo oficial.


- Ya veo... ¿te gusta la música?


La pregunta vino a razón de que el grupo comenzó a tocar “Dust in the Wind” en una versión muy heavy. De haber conocido a estos tipos antes me hubiera vuelto su fan numero uno.


- Si, de hecho, de donde vengo era vocalista de un grupo de heavy metal.


- ¿En serio? Yo también canto. Aunque sólo como pasatiempo, lo llevo en las venas.


La plática se tornaba interesante, aunque agradable, sería un mejor adjetivo.


Seguimos bebiendo y fumando. Un trago tras otro nos tomamos confianza, así que seguimos nuestra charla, finalmente, no teníamos nada mejor que hacer.


Ella pidió otro trago, imagino que para evitar la resequedad de garganta. Y siguió con sus preguntas.


- Y ¿cómo llegaste aquí?, me refiero, ¿cuál fue la razón?


Su pregunta era demasiado difícil de contestar, de hecho, aún no lo había pensado detenidamente.


- Pues creo que no es sencillo de explicar, pero ya que buscabas platica, ahora te aguantas. – una carcajada de aceptación, así que empecé mi relato.


Como te dije yo era músico, nunca fui un hombre normal, hacía cosas fuera de lo común, aunque debo decirte que nunca pensé llegar tan lejos. Creo que mi viaje comenzó con pequeñeces, travesurillas por aquí y por allá. Hasta que la humanidad me cansó y me volví un desgraciado. O como dice la gente, un “inadaptado social.” Ja, tamaña estupidez.


- Vaya, me empiezas a agradar. Permíteme un minuto, voy al baño.


Mientras ella se alejaba, recordaba que nunca antes había charlado tan abiertamente con alguien, y menos con una mujer. Pero ¡que diablos!, ya estaba en esto, además creo que debí hacerlo antes, es agradable.


- Ya regresé.


Mientras se acomodaba en su asiento, me di cuenta que era muy bella. Piel blanca, cabello negro, delgada, pechos bien formados y de tamaño mediano, deliciosa en términos mundanos.


- Pero continúa, parece que viene la parte interesante.


Para no hacerte el cuento tan largo, en una tocada conocí a una mujer, hermosa, la mujer ideal, inteligente, bella, apasionada, tierna; un ángel en pocas palabras.


- No exageres.


- En serio, debiste conocerla. Bueno, llevamos una relación muy intensa, vivíamos juntos y éramos muy felices.


Pero nada dura para siempre, un día descubrí que el mundo si era la porquería que siempre había creído. Un sábado se canceló una tocada y regresé a casa temprano, la encontré en la cama con el vecino. Un verdadero imbécil, pero eso sí, el muy hijo de puta la tenía enorme y yo soy más bien “pequeño”.


Ella me pidió disculpas, me juró que sólo había sido el momento. Ja, y yo de pendejo le iba a creer. Eso me enojó más, así que me acerqué al tipo y comencé a golpearlo, y de repente el muy pendejo se cae de espaldas y se desnuca.


La cabrona había logrado su objetivo, destruyó mi vida. Tuve que huir y esconderme de la policía hasta que un día de tantos me cansé y decidí regresar a la ciudad. Llamé a la policía y a la culpable de mi desgracia.


Dije que me entregaría si ella entraba primero a la habitación y hablaba conmigo, pero en lugar de eso, cuando se acercó a mí le disparé en medio de sus hermosos ojos que antes y ahora eran mi perdición. La policía reaccionó y me acribillaron.


Y esa es mi triste historia, así fue como llegué al infierno.


- Muy interesante. Por cierto, ¿cómo te llamas?


- Jack, ¿y tú?


- Lilith, mucho gusto en conocerte.

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