sábado, 3 de noviembre de 2007

Todo tiene un precio, así que ¡paga y no esperes muestras gratis!

Lo que pasó después fue intenso y muy rápido, me convertí en agente especial de la AFI, francotirador y experto en explosivos, uno de mis sueños hecho realidad. Pero jamás me detuve a pensar “¿por qué yo?, era un tipo normal, practicaba deportes pero ni siquiera era sobresaliente, era cinta morada en Karate y en el fútbol americano ni siquiera era titular. Algunos meses después descubriría el porque. No estaba preparado para eso pero sucedió, descubrí quien era y por que estaba aquí. Pero eso lo contaré después.

Apenas 6 meses después de enrolarme en la fuerza toda mi gente me dijo que había cambiado, que no era el mismo y comenzaron a alejarse. Por supuesto que era cierto, pero yo no me di cuenta, siempre he sido un poco imbécil. En un año sólo quedaron algunos, mis hermanos, esos que siempre estuvieron ahí y algunos otros que se unieron en el camino.

En seis meses aprendí que una MP 5 es más amenazante que una M-16, la tecnología alemana siempre estará a la vanguardia; además también me quedó claro que los puños desnudos acompañados de una mirada asesina intimidan más que una katana a menos que la sostenga uno de los 7 samurais de Kurosawa.


Si, siempre fui un desgraciado, Atenea lo sabía, pero también sabía que el momento en el que uno más necesita ser amado es cuando no lo merece. Poco a poco me alejé de ella, cada vez hablábamos menos, yo me la pasaba demasiado tiempo en el batallón, aunque no hubiera operativo siempre estaba haciendo algo. Al paso del tiempo la trataba como un objeto, como un mueble más, ya no la tocaba aunque la seguía amando a mi manera. Creo que la última vez que hicimos el amor fue cuando me reclutaron, ella sabía lo que pasaría, temía perderme. Pasó mucho tiempo para que entendiera por que una lágrima corrió por su mejilla mientras fingía dormir esa noche. Creo que merezco lo que me pasó, pero ella no, ella merecía ser feliz.


Como dije, rápidamente escalé posiciones y logré convertirme en Teniente, operativos antidrogas, rescate de secuestrados, siempre sabía como hacer las cosas, siempre sabía donde y cuando disparar. Sabía como guiar a mi gente y cuidarla al mismo tiempo, era como Atila conquistando pueblos y quizá lo era. Dicen que el alma regresa a aprender, pero no olvida lo que ya conoce, por eso yo sabía hacer cosas que nunca había aprendido, porque mi alma era vieja… pero yo era un estupido y eso no ayudaba.


Poco a poco comenzaron a pasar cosas extrañas, en octubre del 2007, cuando yo tenía apenas un par de años en la fuerza se nos ordenó hacer algo poco común. En la plataforma petrolera Usumacinta, en el Golfo de México, había ocurrido un accidente. La madrugada del martes 20 se dio la voz de alerta para embarcarnos hacía allá, nosotros no teníamos nada que ver con eso, pensábamos que debíamos resguardar la seguridad, pero las órdenes no fueron esas, nos pidieron “limpiar” la zona. El accidente no fue un accidente, “algo” lo había causado. Nuestra labor era exigirle silencio a los testigos y “desaparecer” a quienes se negaran. No, no íbamos a asesinarlos, yo no hubiera hecho eso jamás, debíamos entregarlos a un escuadrón medico para que fueran reubicados, debían darles una nueva identidad y hacerlos “olvidar” lo que habían visto… por su propio bien.


Si son lo suficientemente viejos habrán visto los comerciales de “Canal 5 al servicio de la comunidad”, y quizá ustedes como yo se han preguntado ¿Qué le pasa a toda esa gente que se pierde?”. Pues bien, simplemente era “reubicada” por que vio algo que no debía, estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado.


Pero volviendo a ese accidente, los botes salvavidas “mandarinas” llegaron a la playa destruidos, la versión oficial fue que el oleaje lo hizo, hoy sólo algunos sabemos lo que en realidad sucedió. Era el inicio de una serie de hechos que aún me erizan el cabello de la nuca cuando pienso en ellos. Nosotros colocamos cadáveres sacados de una morgue en lugar de aquellos a quienes reubicaron, esa noche ninguno de los 19 cadáveres había muerto en el mar. Nadie de nosotros sabíamos que pasaba, pero tampoco tuvimos el valor de preguntar, la cara de horror de la primera persona que encontramos nos convenció de trabajar rápido y con precisión.

Hoy ni siquiera tengo hambre, y ya soy inmune a la cruda… en realidad no, simplemente no permito que llegue. No soporto salir de este departamento que está casi en ruinas. No soporto ver en lo que se ha convertido el mundo que salvamos.


La suciedad ha inundado las calles, nos estamos convirtiendo en lo que buscábamos evitar. Las luces de neon están por todos lados, el calentamiento global ha convertido a la ciudad en un infierno la mitad del año y un congelador el resto del tiempo. Pero aún así debo salir a la calle para comprar algo de comer. Mi cadera me está matando y mi bastón se queja, pero el cuerpo requiere combustible.


Estas viejas calles me recuerdan a una película muy vieja, Blade Runner era su titulo, pero no está Harrison Ford ni aquella deliciosa replicante. Ahora mismo no me molestaría tener una de esas para que hiciera las compras y me diera algo de calor por las noches. Soy ecologista, prefiero una “cobija humana” que ese viejo calefactor de gas que hace un ruido infernal.


En realidad la ciudad de México no ha cambiado mucho, aún se escucha música clásica, mi favorita es “Crazy Train” de Ozzy Osbourne que siempre suena en este viejo restaurante atendido por Jesú o el Jisus como le decíamos.


- Hola Jack, ¿lo de siempre?

- Si, lo de siempre...


Eso es lo bueno de ir a comer siempre al mismo lugar, la comida no está mal y obtengo una sesión de terapia sicológica por el mismo precio.


- ¿Cómo va todo “héroe de guerra”…?


- Como siempre, todo va camino al infierno…


“Living easy, living free
Season ticket on a one-way ride
Asking nothing, leave me be
Taking everything in my stride
Dont need reason, dont need rhyme
Aint nothing I would rather do
Going down, party time
My friends are gonna be there too

Im on the highway to hell”

****ACDC*****

1 comentario:

Unknown dijo...

Órale, por cuestiones lógicas no me gustaría opinar más allá. Pero está interesante. Me gusta el detalle de las mandarinas y lo real que parece que esas cosas sucedan.

Mucha gente no cree que ese tipo de operativos ocurrieran en México y no soy quien para decir si sí o no, pero creo que mantener la duda es interesante.

Los detalles de "no tengo hambre" o "soy inmune a la cruda" me dieron mucha risa porque los he vivido y no porque sea una anoréxica (no, que horror, bendita comida) ni porque sea una borracha (ocasionalmente tomo una cerveza o un tequila al mes). Pero dicho está que lo que sientes más es porque talvez lo has vivido. Así que siento profundamente tu relato.

Vientos... voy a seguirte leyendo.